lunes, 10 de diciembre de 2012

PAISAJES BAJO TIERRA

  De fondo sonando, como muchas mañanas, La Primavera de Vivaldi; de manos de un violinista que, más que de la voluntad, se alimenta del placer.

  Surgió pues, un beso fugaz. No era estética aquello que lo engalanaba, era amor.

  Amor, tan efímero como el beso, ya que tras él venía un largo día de oficina e infidelidad.

  Amor por compromiso. En realidad ni se aguantaban. Él estaba aún enamorado de su exmujer, la muy puta. Ella soñaba que los polvos que echaba con el jefe terminaran en braguetazo. Ilusa, no era la única.

  Amor de despedida en el metro. Amor de hipoteca. ¡Cuánto amor hipócrita hay estos días!

Sapientia sola via est.

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