jueves, 3 de enero de 2013

LA VERDAD DE TOY STORY 3

(ATENCIÓN: el contenido de esta entrada puede herir su sensibilidad por su alto contenido en topicazos y prejuicios, desde luego exagerados para intentar provocar, al menos, una sonrisa. Si se siente ofendidx, se jode. 1.- No haberlo leído, le había avisado. 2.- Relaja la raja, hay que tener un poco de sentido del humor.)

  Ken es el típico gay que ya está cansado de tanto BDSM y tanto ser el juguetito del Osazo Rosa.

  Barbie es toda una mariliendres, que siempre ha querido tener un amigo gay para ir de compras, de copas y al que defender de la sociedad homófoba.

  Conocerse sería lo mejor que les podría pasar.

  Ella, de amiga con una ¿vaquera? ¿Y qué más? ¿Cambiar el rosa por el marrón cuero? ¿Sus tacones por botas? ¿¿¿SUS CALENTADORES POR ESPUELAS??? ¡Ni jarta a vino! Ella era ferviente seguidora de la escuela filosófica de María Isabel de Ayamonte: Antes muerta que sencilla.

  Él no quería ser más un juguete roto, corrompido por un cerdo que hacía con él lo que le venía en gana haciéndole creer, al pobre, que era por su bien, que era por amor. Ya estaba harto de despertarse día a día oyendo los gritos de aquel oso enfundado en cuero. Sí, le había dado una casita para él solo, pero los vestidos que incluía la casa no eran más que la extensión del patológico fetichismo del úrsido dominador que no tenía más fin que ridiculizarle. No se sentía una princesa en un palacio. Era una puta en una mancebía.

  Feliz inocencia jodida.

Sapientia sola via est.

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